Ya sea con un hijo adolescente o con un compañero de trabajo, nuestra pareja o cualquier persona con la que queramos mejorar la relación…¿no te resulta curioso cómo contigo sus respuestas son monosílabos y con otros pueden estar horas?
Siempre nos han dicho que la comunicación se basa en el lenguaje no verbal, en el tono, algo en las palabras…nos leemos libros sobre cómo hacer amigos, sobre cómo influir en las personas…¡¡y nada!!
Por lo general, nuestra escucha es lo que se denomina escucha autobiográfica. En general diremos que se basa en el «yo», en «mi realidad» y «mi paradigma».
El otro día un cliente me decía que si había que volver a encerrarse con la familia, quizá sería una buena idea hacer intercambios de familia por eso del variar.
Lo curioso es que ni se le pasaba por la cabeza que su mujer e hijos estuvieran de acuerdo. ¿Sabes por qué? Porque todo lo ve desde su paradigma, su realidad, su vida…los demás, por mucho que digamos, no nos importan tanto.
La escucha autobiográfica se basa en cuatro tipo de preguntas:
- Evaluación – preguntas que hacemos para saber si nos dice la verdad o no, si estamos de acuerdo o no. Se basa en mí, como podéis ver.
- Sondeo – preguntas que hacemos para saber qué coincide de lo que está diciendo con mi esquema de vida, con mi paradigma de realidad. Se sigue basando en mi.
- Consejo – que son preguntas que nos llevan a prestar un consejo basando en mi experiencia. A esto le llamamos pontificar o últimamente síndrome del cuñado.
- Interpretación – aquí lo que hacemos es escuchar sus palabras para hacer que coincidan con mi realidad. Interpreto en base a mi paradigma
Para cambiar la relación necesitamos cambiar nuestra forma de escuchar. Pasamos a la escucha empática (intento ponerme en tu lugar) y en la escucha activa (me centro en ti para conocer tu realidad).
Veamos un ejemplo de qué sí y qué no
- Hola papá, creo que el baloncesto es una pérdida de tiempo.
- mmm…ya ves, tantos años madrugando los fines de semana que me podría haber ahorrado (interpretación)
- Ya, pero de todas formas no voy a vivir de esto
- Claro, ¿y no crees que te viene bien para no estar tan gordito? (consejo)
- Bueno, puedo ir al gimnasio. Juan va al gimnasio y está muy fuerte.
- Claro que sí, ¿acaso no crees que Juan se aburre levantando estúpidas pesas? (sondeo)
Como puedes ver, es una conversación que está cerrando la comunicación padre e hijo. Esto se puede aplicar a cualquier tipo de relación. Veamos el principio con otro punto de vista.
- Hola papá, creo que el baloncesto es una pérdida de tiempo.
- …el baloncesto es una pérdida de tiempo… (imita el contenido para hacerle ver que está escuchándole)
- Sí, es que de todas formas no voy a vivir de esto.
- Vivir de esto: ¿es lo que deseabas? (parafrasea para seguir conectando con él y se interesa en el deseo de la otra persona, no en su visión de vida)
- Bueno, la verdad es que no, pero todos mis amigos van a ir al equipo A y yo seguramente vaya al B.
- Entiendo, ¿cómo te sientes con eso de ir a otro equipo que no sea con tus amigos? (se sigue interesando por sus sentimientos)
- Pues mal.
- Claro, estarás decepcionado por lo que puedan decir, además de quizá ser menos divertido, ¿es eso? (refleja sus sentimientos, le ayuda a expresarse)
- Bueno, conozco a algunos y tan malo no va a ser. Quizá pueda probar.
- Es una buena decisión, al fin y al cabo, siempre estás a tiempo de dejarlo o bien podemos ir hablándolo. Yo estaré encantado de seguir yendo a verte (refuerza al interlocutor y mantiene la puerta abierta)
