En 1.946 Frank Capra dirige a un jovencísimo James Steward a través de un viaje de qué hubiera pasado en su vida de no haber existido él. Al principio puede recordar a Cuentos de Navidad, pero va mucho más allá.
Una película para reflexionar
Podéis verla online en el siguiente enlace.
Creo que una Navidad debe empezar con una catarsis y ésta es una de mis películas que te llevan a esa catarsis emocional. Nos hace ver hasta qué punto vivimos en una red de relaciones en la que influimos a los demás tanto positiva como negativamente. Da una visión desde el no existo, lo que relativiza nuestra existencia y nos permite verla desde fuera.
Después de ver esta pregunta convendría hacernos una lista de la gente que tenemos alrededor y que nos ha ayudado alguna vez en nuestra vida, aunque ellos no lo sepan. Podría agradecer a mis padres, mi mujer, mis hijos, mis amigos…pero también a Gustavo Adolfo Bécker por descubrirme la poesía en sus Leyendas, a Cervantes por hacerme ver la vida a través de los ojos de un loco maravilloso o Kiyosaki por despertarme ante la inteligencia financiera… el agradecimiento es la emoción más poderosa que nos prepara a la Navidad. ¿Por qué? Ahora te cuento…
En Navidad, es Dios el que se hace peregrino para llamar a nuestra puerta. ¡¡Qué maravilloso ejemplo de lo importante que somos para Él!! Para los católicos siempre ha habido un momento crucial en nuestro año, la Resurrección, pero desde hace siglos celebramos también el nacimiento.
La gente se pierde en detalles sin importancia (¿nació en verano o en invierno?) para olvidar lo que es un tema crucial: cuando un padre pierde de vista a su hijo pequeño, sale corriendo como si le faltara el aire para encontrarlo y no hay cansancio ni otra prioridad más que encontrarlo. Dios hace lo propio y sale a nuestro encuentro. Si le abrimos la puerta, qué mejor manera que hacerlo de par en par para que entre Él y todo lo que conlleva.
Esta dimensión vertical del ser humano es fundamental para el crecimiento personal, porque lo contrario es pensar que somos como una manzana que crece en el árbol y tiene dos caminos: o se la come alguien o se pudre en el suelo.
Abrirnos a los demás, pensar en ellos, ayudarles, ver el agradecimiento en sus ojos o simplemente agradecerles que puedas ayudarles porque eso te hace feliz…no hay sentimiento más puro que el amor y el agradecimiento de compartir aquello que nunca nos sobra: el tiempo.
Y para terminar y desearos una muy Feliz Navidad, quiero compartiros este video que me ha encantado ya no por la canción, sino porque la cantan tantos y tan buenos…