Acudí a Miguel porque me encontraba mal, triste, vacía pese a que en el trabajo y en mi familia todo iba bien. Ya el primer minuto de la sesión surgió una parte fundamental de mi insatisfacción: mi paupérrima relación con mi madre. Decía que me daba igual, que la odiaba, pero tenía un gran pesar dentro de mí sin querer saber por qué.
Superar Obstáculos
Desde el primer momento me sorprendió lo fácil que era expresarme con Miguel, me sentía entendida y valorada. Después de tres sesiones de las que salía siempre con un chute de energía tremendo, me animé yo sola a ir a ver a mi madre. Fue mágico, genial. Me sorprendió lo fácil que fue superar un problema que arrastraba tantos años. Meses después, sigo manteniendo una relación fluida con mi madre y me sigo sintiendo liberada, feliz, creciendo. ¡¡Gracias por tu apoyo!!, ¡¡cuento contigo para seguir creciendo!!