En 1.965 se inauguró el Zoológico de Valencia. Tenía un emplazamiento provisional, por lo que los animales tuvieron que «aguantar» espacios reducidos sólo temporalmente.
Cuarenta y dos años después, los animales pudieron ir a su emplazamiento definitivo. Algunos, como el rinoceronte, años después seguía andando en pequeños círculos traumatizado.