Hace poco, estaba dando un curso a un equipo de psicólogos y trabajadores sociales. Hice un ejercicio. Elegí una pareja de ellos y les pedí que imaginaran que son una pareja. Entonces, le pedí a él que pensara en todo lo que le fastidia realmente de su mujer. «¿Pero esto no va a salir de aquí?» fue su mayor preocupación. Previamente me había afirmado que estaba felizmente casado, así que no debía ser demasiado…hasta que hubo calentado motores y entonces era una máquina de regañar. Salían toda clase de reproches, situaciones a toda vista inaceptables…
Le pregunté cómo se sentía y me dijo que muy bien, desahogado…aunque no entiendo por qué soy feliz con ella; acto seguido, saqué a otra pareja y les pedí que hicieran el mismo ejercicio, pero esta vez diciendo todo lo bueno de su pareja. Aún no siendo pareja, casi se besan. Fue precioso.